Este refrán popular nos recuerda que no es lo mismo hablar de una situación que estarla viviendo en carne propia. Un poco como cuando decimos también que no es lo mismo ver los toros desde la barrera. Es muy oportuno recordar estas piezas de sabiduría popular viendo lo que ha sucedido en el ámbito político luego de que se conociera de una reunión que sostuvo la anterior fiscal, Telma Aldana, con varios personajes de la política guatemalteca en un hotel Salvadoreño. Ante la ausencia notoria de temas y debates de interés en el frente político, algo a lo que ya estamos acostumbrados desde hace mucho tiempo, este evento ha provocado reacciones de diferente especie.
Primeramente y atendiendo al espíritu del refrán que encabeza estas letras, la propia Thelma Aldana ha tenido un primer contacto con el azaroso mundo de la política. Ha debido moverse rápido para explicar el por qué de algunos de los aspectos de esta reunión. Luego de una confusa y curiosamente precipitada cobertura noticiosa (en la que se dijo que ella había sido invitada cuando no fue así), la ex fiscal ha dado cuenta de por qué celebrar este conclave político en el vecino país de El Salvador. Aun cuando fueron razones de seguridad las que se esgrimieron, no pocas voces han cuestionado si esto no se hizo con el objetivo de circunvalar los controles de la legislación electoral. Además también ha traído reminiscencias a lo que hiciera otro personaje nacional, que desde su refugio en México pretendió construir su plataforma política con magros resultados. Lo cierto es que no parece prudente para un nuevo personaje en la política el proyectar distancia o nocturnidad.
Una segunda cuestión, esa sí bastante menos explicada, es el por qué una figura que ha reiterado en múltiples ocasiones el mensaje de la necesidad de la “nueva política”, se reúne con políticos asociados directamente a los gobiernos de Alfonso Portillo, Alvaro Colom y Otto Pèrez, quienes no representan precisamente nuevos aires y a quienes ella misma ha señalado como la política que ya no queremos. Seguramente no puede ser por razones de “real politik” porque eso contradiría su mensaje; que porque llegaron inopinadamente a la reunión, difícil de asumir porque se ha dado a entender que del círculo mismo de la ex fiscal salió la invitación; que hay que ser plurales? Bueno, quizá esa pluralidad puede buscarse en otros horizontes.
También llama poderosamente la atención la presencia de periodistas en el evento, que pronto han reclamado un espacio en ese proyecto. Que participar en política toca a cualquier ciudadano no importando su profesión u oficio, por supuesto. Mientras más participación mejor y si posible de todos los esquemas ideológicos. El tema no es ese. Han habido voces que han cuestionado, no sin razón, si todo el esfuerzo mediático de acompañamiento de medios o periodistas a la Fiscal General –sin precedentes en la historia de la prensa independiente-, no tenía desde el principio un fondo meramente político personal y no necesariamente el de abanderamiento de causas ciudadanas. Cualquier cosa podrá afirmarse en un sentido u el otro. Quedara en el fuero personal de los involucrados el conocer la verdad. Lo cierto es que esto será también objeto de debate posterior y de juzgamiento por el propio elector. Lo que si queda como reflexión es cómo proteger a la prensa independiente para que intereses propios no castiguen la credibilidad de un medio, que abocado a promover un proyecto político particular, termine sus días como ya ocurrió al menos en un par de ocasiones en Guatemala.
Algo que personalmente de esta reunión me ha causado ansiedad es la presencia en la coordinación y organización del evento de todo el grupo de trabajo de Aldana. Es natural que las personas cercanas a quienes han servido en cargos públicos sean quienes tengan la confianza de éstos para apoyarlos en sus iniciativas políticos posteriores. Pero en este particular caso, hablando de quienes estaban al frente del organismo de investigación del país, quienes diseñaron la estrategia jurídica, política y comunicacional del Ministerio Público en los procesos de persecución penal a Partidos Políticos y a sus dirigentes, no puede menos que dejar una duda y una preocupación sobre su rol. Cuánto se puede separar a la persona del cargo y más aun a menos de dos meses de haber dejado su gestión pública, es poco menos que imposible.
No cabe duda que la entrada en la arena política lleva aparejado el que muchos de los temas vinculados a los personajes, sean éstos reales, percibidos o construidos, empiecen a emerger. Algunos afirman en descargo que lo que más importa es lo que viene hacia adelante. Sí, pero igual de importante es cuestionar también lo que se ha hecho atrás y el cómo, no solo para escudriñar a este o aquél político sino también para madurar como democracia y preservar nuestras instituciones como las de la justicia o la prensa.
La presencia de Thelma Aldana en el tablero político la enfrenta a una nueva realidad, como la que nos sugiere el refrán. Pero también lo hace a los otros políticos en el ring. A ellos también se les plantea el dilema de qué significa una candidatura así. A ellos también les aplica el refrán, porque no es lo mismo verla venir que bailar con ella. Pero ese será el tema de otra columna.
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