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Jugando a la tenta

Entre los juegos que los niños practican no puede faltar nunca la tenta así como la chiviri-cuarta del “escondite”. En todos estos juegos, siempre hay quien “la lleva” y están aquellos que tratan de esquivar ser encontrados, tocados o vistos. Son juegos de velocidad y habilidad pero sobre todo de astucia. No me lo tomen a mal, pero vistas las circunstancias, desde que la pandemia llego a nuestro país hemos estado jugando una especie de tenta en la medida en que hemos buscado evitar ser contagiados y caer enfermos sabiendo que quizá alguien cercano la puede llevar.


Hago esta comparación porque para evitar “llevarla”, hemos tomado medidas como es el uso del alcohol, guardar distancias en los lugares públicos, evitar las concentraciones y por supuesto el uso generalizado de la mascarilla. Y aunque ha sido muy difícil contener una pandemia tan agresiva como el COVID, podemos afirmar que las medidas de seguridad personales han contribuido a reducir el riesgo de contraer la enfermedad.


Me preocupa que con el paso del tiempo nuestra guardia este bajando. A esa percepción pueden estar contribuyendo varios factores. Primero, la equivocada sensación de seguridad que puede dar la vacuna. Es cierto que la vacuna es muy importante para ayudar a evitar los casos graves pero no es una barrera para no contagiarse y de paso contagiar a otros. También hay quienes creen que la nueva variante es muy suave y por ello no hay riesgo al ser contagiados. Otros creen, sin fundamento, que esta será la última variante. Por último, hay un cierto cansancio que es normal en el ser humano porque se nos han impuesto prácticas que no teníamos hace apenas dos años.


Sin embargo, mi llamado es para que no bajemos la guardia. No sé cuánto tiempo más la pandemia continuará asolando al país, pero es nuestro deber cerrarle el paso con medidas sencillas. Al fin y al cabo estas prácticas adicionales de higiene y seguridad no están nunca demás y en muchos casos han contribuido a reducir la presencia de otras enfermedades. Seamos como el patojo chispudo que en el juego de la tenta sabe evitar que lo encuentren y se la peguen.

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